Por que ya hace tiempo que no escribo nada, y el músculo cerebral comenzaba a atrofiarse. Hace poco leí algo que me dejó pensando. La labor del escritor no es planear durante veinte años su obra maestra, empollándola hasta que llegue abriendo el cascarón de una patada. La maestría se alcanza con la práctica... Y qué mejor práctica que seguir dándole a la piedra de las letras hasta que algo salga del golpeteo incesante. Eso me lleva a pensar en el sonido de las teclas, pero divago...
En fin, que estoy de vuelta, que ya no fumo, que bebo más y soy feliz. Pero también más ocupado y preocupado en lo que pasa alrededor. Me he dado cuenta que mis idas a mí mismo me dejan con muy poca información de afuera, así que trataré de encontrar un balance. Si alguien llega a caer por esta suerte de bitácora de viaje, sepa que podrá reconstruir mi psique completa por que esta vez no planeo borrar nada. El pudor les va bien a los pusilánimes; yo, afortunadamente, ya me cansé de serlo.
Feliz regreso mío a todos.
Me extrañé.
