El sonido viajaba a velocidad variable a lo largo de la calle,
y el silencio esperaba su turno para taladrar nuestras orejas.
Pero un ave rompió con su ráfaga la armonía del cielo
y dio así al traste con lo que casi aprehendo.
Como era inútil tratar de alcanzar otra vez aquel estado,
volví sobre mis pasos
y dejé
que las cosas
cayeran
por
su
peso.
y el silencio esperaba su turno para taladrar nuestras orejas.
Pero un ave rompió con su ráfaga la armonía del cielo
y dio así al traste con lo que casi aprehendo.
Como era inútil tratar de alcanzar otra vez aquel estado,
volví sobre mis pasos
y dejé
que las cosas
cayeran
por
su
peso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario