5/15/2012

Lección Segunda.

El sonido viajaba a velocidad variable a lo largo de la calle,
y el silencio esperaba su turno para taladrar nuestras orejas.
Pero un ave rompió con su ráfaga la armonía del cielo
y dio así al traste con lo que casi aprehendo.


Como era inútil tratar de alcanzar otra vez aquel estado,
volví sobre mis pasos
y dejé
que las cosas 
cayeran 
por 
su 
peso.

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