la náusea.

Todo comienza de manera normal, sin alterar el orden natural de las cosas
hasta que un momento inesperado desequilibra la ecuación
y nos hallamos, nuevamente, enfrentados a nuestros cuerpos desnudos,
a nuestros huesos descarnados
a nuestras idas sin vuelta
a nuestras vidas sin sentido
y entonces sobreviene
leve primero
imparable poco después
dejándonos en la boca el mal sabor metafísico
del vómito esencial.
Ése que nos saca de nuestras casillas
y nos envuelve
creando la burbuja protectora que será
irremediablemente
nuevamente rota
en un futuro no muy lejano.